SOBRE AMLO, LA CUARENTENA Y ALGUNO QUE OTRO DETALLE
"La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no tiene ningún sentido".
Y después de un buen rato de estar inactivo heme aquí de nuevo. Debo confesar que traía un poco empolvadas las ideas; y se preguntará usted amable damita, gentil caballero: ¿cómo pa´qué chingados escribe este fulano?, o quizás se pregunten otra cosa: ¿cómo pa´qué madres empieza un artículo con esa frase? (¡Pinches frases!) (¡Pinches artículos!). La verdad es que de un tiempo a esta parte me parece que la vida no ha tendido piedad y nos ha tratado a patadas.
Pero como diría Jack el destripador: "vamos por partes". Si no mal recuerdo la frasecilla antes mencionada la escribió el legendario William Shakespeare, corresponde a un verso de Macbeth. Siglos después Faulkner retoma parte del diálogo y se rifa un libro llamado El sonido y la furia. En esa novela un discapacitado mental narra lo que acontece a su alrededor (Faulkner es premio Nobel, pero, si no hay un verdadero interés literario, leerlo es un tanto confuso y tan aburrido como morder el trapo de la cocina) (¡Pinche Faulkner!).
El asunto es que a veces pienso que el único que carece de sus facultades mentales es el zoquete de nuestro presidente (seguro que Andrés Manuel leyó El sonido y la furia y le apasionó tanto el papel de Benjy que lo está interpretando y creo que a la perfección). Y disculpe usted, amable lector, si es que aún es amante de AMLO, pero lo que ha dicho y lo que sigue haciendo durante este período de pandemia en que media humanidad se encuentra desesperada y la otra mitad víctima de un misterioso virus, es como para darse un balazo, esconderse o salir huyendo del país (a veces pienso que en una de esas estaría mejor mudarme a Italia).
Me enfocaré en analizar uno o dos detallitos (no, menos, mejor como cuatro): A) Me resultaron ridículas, y un tanto embarazosas, las declaraciones del Subsecretario de Salud, López Gatell: "la fuerza del presidente es moral" (válgame Dios). ¿Eso significa que tenemos en Palacio Nacional al Mesías y que él no podría contagiarse y tampoco contagiar a nadie? B) Encendí el televisor y vi una imagen que no podía creer: el gran López Obrador se protegía del coronavirus con una estampita. ¿Es en serio?, ¿es neta, Andrés? C) "Hagan su vida normal, inviten a la familia a algún restaurante, sigan saliendo, acá el presidente ya les dirá qué deben hacer cuando llegue el momento". ¿Será que el señor Andrés Manuel es accionista de Gayoso? D) No entiendo por qué no se han cerrado los aeropuertos del país, de verdad no comprendo por qué las aerolíneas siguen trabajando y lo que tampoco me queda claro es por qué AMLO continúa haciendo giras al interior de la república.
En otro orden de ideas (¡Pinche orden de ideas!), estoy convencido que la economía es importante, básica e indispensable, pero me pregunto: de qué va a servir que la gente tenga algo de dinero, poco, mucho o nada, si va estar enferma y en primera lo poco que tenga se lo va a gastar en medicinas y en segunda la gente no va a poder salir de su casa, porque supongo que el malestar, al contagiarse de covid-19, debe ser tan agudo que no es posible despegarse de la cama y mucho menos salir a trabajar.
Por otra parte, si las personas que viven al día se quedan en su casa, ¿qué van a comer? Luego entonces si no salen a trabajar se morirán de hambre (¡Pinches paradojas!).
Así pues, me parece que Shakespeare tenía razón. "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no tiene ningún sentido" (¡Pinche Shakespeare!).
Ahora bien, me encuentro en casa, llevo encerrado aquí desde el viernes, ya me rifé dos libros: el primero fue "La dalia negra", después seguí con "El adversario" y ahora estoy muy entretenido con la gran Patricia Highsmith; me estoy dando "La máscara de Ripley" y me está gustando mucho. Apenas hoy comencé a hacer ejercicio porque he comido como si el mundo se fuera a acabar (me parece que nunca ha sido mejor empleada esa expresión) (¡Pinches expresiones!). Estoy viviendo con mi roomie y la verdad cocina biendepocamadres, nos hemos adaptado a la perfección, ella hace la comida, yo pongo la mesa y lavo los trastes. Doña roomie tiene un carácter bastante ligero y no es que yo sea un tipo adorable, pero sí soy medio simplón, así que, nos la hemos pasado ríendo, tragando, barriendo, leyendo, viendo películas y básicamente haciéndonos bien requetependejos.
Aunque les confieso que lo que había intentado hacer desde hace unas dos semanas era escribir esta madre (¡Pinche esta madre!) que están leyendo. Escribir para mí, resulta un tanto catártico, atempera mi neurosis y me sirve para comunicarme con las personas que quiero y también para poner sobre la mesa mi punto de vista acerca de las cosas que me pasan a diario, hablar sobre lo que me apasiona y también sobre todos los asuntos que no comprendo, que son un chingo (¡Pinches asuntos incomprensibles!).
Seré franco contigo, querido lector, la he pasado medianamente bien. Este desmadrito me sorprendió con un madrero de proyectos, pero con poco trabajo. Tengo varios amigos que están haciendo su vida normal y les tengo un poco de envidia, pues quisiera salir a trabajar, ya que mi situación económica no es la mejor, pero he preferido quedarme en casa. No deja de dolerme lo que está ocurriendo en España, lo que ocurre en Italia y lo que está por sucedernos. Ojalá y que esto pase pronto y nos deje una enseñanza, quizás en unos meses seamos más honestos, más solidarios, más humanos; aunque podría asegurar que seguiremos siendo los mismos, no lo sé.
Lo que sí sé es que hoy, más que nunca, me carcomen las ganas de vivir, de ver a mis amigos, de mirar a los ojos a la gente que quiero y abrazarla, de reír de nuevo contigo y salir a la calle, vivíamos en el paraíso y no lo sabíamos, volveremos a visitarlo, cuídense mucho.
Descansen y, por favor, no olviden soñar.
gabriel duarte
marzo xx-xx
Me enfocaré en analizar uno o dos detallitos (no, menos, mejor como cuatro): A) Me resultaron ridículas, y un tanto embarazosas, las declaraciones del Subsecretario de Salud, López Gatell: "la fuerza del presidente es moral" (válgame Dios). ¿Eso significa que tenemos en Palacio Nacional al Mesías y que él no podría contagiarse y tampoco contagiar a nadie? B) Encendí el televisor y vi una imagen que no podía creer: el gran López Obrador se protegía del coronavirus con una estampita. ¿Es en serio?, ¿es neta, Andrés? C) "Hagan su vida normal, inviten a la familia a algún restaurante, sigan saliendo, acá el presidente ya les dirá qué deben hacer cuando llegue el momento". ¿Será que el señor Andrés Manuel es accionista de Gayoso? D) No entiendo por qué no se han cerrado los aeropuertos del país, de verdad no comprendo por qué las aerolíneas siguen trabajando y lo que tampoco me queda claro es por qué AMLO continúa haciendo giras al interior de la república.
En otro orden de ideas (¡Pinche orden de ideas!), estoy convencido que la economía es importante, básica e indispensable, pero me pregunto: de qué va a servir que la gente tenga algo de dinero, poco, mucho o nada, si va estar enferma y en primera lo poco que tenga se lo va a gastar en medicinas y en segunda la gente no va a poder salir de su casa, porque supongo que el malestar, al contagiarse de covid-19, debe ser tan agudo que no es posible despegarse de la cama y mucho menos salir a trabajar.
Por otra parte, si las personas que viven al día se quedan en su casa, ¿qué van a comer? Luego entonces si no salen a trabajar se morirán de hambre (¡Pinches paradojas!).
Así pues, me parece que Shakespeare tenía razón. "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no tiene ningún sentido" (¡Pinche Shakespeare!).
Ahora bien, me encuentro en casa, llevo encerrado aquí desde el viernes, ya me rifé dos libros: el primero fue "La dalia negra", después seguí con "El adversario" y ahora estoy muy entretenido con la gran Patricia Highsmith; me estoy dando "La máscara de Ripley" y me está gustando mucho. Apenas hoy comencé a hacer ejercicio porque he comido como si el mundo se fuera a acabar (me parece que nunca ha sido mejor empleada esa expresión) (¡Pinches expresiones!). Estoy viviendo con mi roomie y la verdad cocina biendepocamadres, nos hemos adaptado a la perfección, ella hace la comida, yo pongo la mesa y lavo los trastes. Doña roomie tiene un carácter bastante ligero y no es que yo sea un tipo adorable, pero sí soy medio simplón, así que, nos la hemos pasado ríendo, tragando, barriendo, leyendo, viendo películas y básicamente haciéndonos bien requetependejos.
Aunque les confieso que lo que había intentado hacer desde hace unas dos semanas era escribir esta madre (¡Pinche esta madre!) que están leyendo. Escribir para mí, resulta un tanto catártico, atempera mi neurosis y me sirve para comunicarme con las personas que quiero y también para poner sobre la mesa mi punto de vista acerca de las cosas que me pasan a diario, hablar sobre lo que me apasiona y también sobre todos los asuntos que no comprendo, que son un chingo (¡Pinches asuntos incomprensibles!).
Seré franco contigo, querido lector, la he pasado medianamente bien. Este desmadrito me sorprendió con un madrero de proyectos, pero con poco trabajo. Tengo varios amigos que están haciendo su vida normal y les tengo un poco de envidia, pues quisiera salir a trabajar, ya que mi situación económica no es la mejor, pero he preferido quedarme en casa. No deja de dolerme lo que está ocurriendo en España, lo que ocurre en Italia y lo que está por sucedernos. Ojalá y que esto pase pronto y nos deje una enseñanza, quizás en unos meses seamos más honestos, más solidarios, más humanos; aunque podría asegurar que seguiremos siendo los mismos, no lo sé.
Lo que sí sé es que hoy, más que nunca, me carcomen las ganas de vivir, de ver a mis amigos, de mirar a los ojos a la gente que quiero y abrazarla, de reír de nuevo contigo y salir a la calle, vivíamos en el paraíso y no lo sabíamos, volveremos a visitarlo, cuídense mucho.
Descansen y, por favor, no olviden soñar.
gabriel duarte
marzo xx-xx