PRIMERA LECTURA
La semana pasada me encontraba terriblemente ocupado hurgándome los quesitos de los pies cuando, de manera misteriosa, me dio por pensar en mi amiga Lulú. Cabe hacer mención que a Lulú la conocí en un gimnasio de dudosa procedencia (¡Pinches gimnasios de dudosa procedencia!). Recuerdo que después de cada sesión terminaba estropeado y con calambres hasta en la papada, por lo que como podía y casi arrastrándome, salía del salón de ejercicios y terminaba sentado en una banquita que estaba frente a la recepción del sitio aquel. Yo veía que todos salían como si fuera quincena y acabaran de pagar, se iban hechos la madre, mientras que yo no podía ni moverme.
Lulú siempre llegaba a hacerme compañía, creo yo que lo hacía más por lástima o tal vez por la curiosidad de saber cómo se vería alguien antes de sufrir un infarto. Y dicho sea de paso, si utilizo el término "dudosa procedencia" no es porque se me irritaran los juanetes o porque hable a lo uei, es porque un día sin avisar nos aplicaron el madruguete y los socios del sitio (¡Pinches socios del sitio!) cerraron el gimnasio, por lo que dejé de ver a los amigos con los que hacía ejercicio todos los días.
El asunto es que Lulú y yo platicábamos tan a gusto, después de cada clase, que las dolencias y los calambres pasaban a formar parte del pasado en cosa de segundos. Como tenía mucho tiempo que no sabía nada de ella, pensé en escribirle para preguntarle qué día nos podríamos ver. La respuesta fue casi inmediata. Nos vimos el siguiente lunes y platicamos, reímos, cenamos y justo cuando nos faltaba saliva para seguir echando el chisme, se le ocurrió una gran idea (¡Pinches grandes ideas!): ¿por qué no haces un blog? Me preguntó la chica maravilla, ¿un blog? Respondí. Sí, decía ella, así podrías seguir en comunicación con todos nuestros amigos del gimnasio y seguir escribiendo las xaladas que te daba por escribir.
Después de meditarlo por un buen rato decidí hacerlo as soon as en chinga así que, a la mañana siguiente, le llamé al gran Iñaki para que me ayudara con los detalles internéticos y en menos de una semana helo aquí, damita, caballero: "Filosofía barata y zapatos de goma".
Se preguntará usted el motivo del nombre y la verdad es que no sabría decirle por qué le puse así, joven. Lo que sí sé es que lo único que busco es atemperar un poco mi neurosis (¡Pinche neurosis!), seguir en contacto con mis amigos y sobre todo, compartir las cosas que quiero con la gente que quiero. Esperemos que este asunto nos dure algunos años y nos permita seguir en comunicación.
Por lo pronto les podría comentar que la semana pasada fui con mi dentista (¡Pinches dentistas!) y que esta semana la tengo que ver de nuevo. De la cita anterior recuerdo algunas cosas:
A) Me revienta los huesos ir al dentista (dije huesos con "s"). La mía se llama Érika y está bien guapetona, y no lo digo por temor a hacerme famoso y que en una de esas ella termine leyendo esto, lo digo porque es la velda´; está bien sabritones. Aparte de todo es muy cuidadosa y delicada (recuerdo que hace mucho tuve un dentista, se llamaba Roberto, a mí me dio por decirle "Roberto manos de piedra Durán", era el tipo más tosco que he conocido, más bien parecía mecánico o boxeador, pero no dentista).
B) Visité a Érika porque perdí cinco amalgamas, una comiendo gomitas y la última les juro que fue con unas pasitas cubiertas con con chocolate (¡Pinches pasitas cubiertas con chocolate!).
C) Por más que le pregunté que si no salía con polish el putazo de las muelas me dijo que no, entonces se me ocurrió decirle que sólo me repellara los molares y se ofendió, me contestó que no era albañil. Al final le iba a decir que si no podría arreglarme las muelas como si fuera a poner tirol, así no más por encimita, porque odio el sonido del mini taladro que le meten a uno a la boca cuando le reparan los dientes, pero después de lo del repellado decidí que no era una buena idea (me dio por pensar que en cualquier momento podría salirse del consultorio y quizás regresaría con un martillo y un cincel). En fin, ya les diré qué tal me va esta semana en mi nueva visita.
A) Me revienta los huesos ir al dentista (dije huesos con "s"). La mía se llama Érika y está bien guapetona, y no lo digo por temor a hacerme famoso y que en una de esas ella termine leyendo esto, lo digo porque es la velda´; está bien sabritones. Aparte de todo es muy cuidadosa y delicada (recuerdo que hace mucho tuve un dentista, se llamaba Roberto, a mí me dio por decirle "Roberto manos de piedra Durán", era el tipo más tosco que he conocido, más bien parecía mecánico o boxeador, pero no dentista).
B) Visité a Érika porque perdí cinco amalgamas, una comiendo gomitas y la última les juro que fue con unas pasitas cubiertas con con chocolate (¡Pinches pasitas cubiertas con chocolate!).
C) Por más que le pregunté que si no salía con polish el putazo de las muelas me dijo que no, entonces se me ocurrió decirle que sólo me repellara los molares y se ofendió, me contestó que no era albañil. Al final le iba a decir que si no podría arreglarme las muelas como si fuera a poner tirol, así no más por encimita, porque odio el sonido del mini taladro que le meten a uno a la boca cuando le reparan los dientes, pero después de lo del repellado decidí que no era una buena idea (me dio por pensar que en cualquier momento podría salirse del consultorio y quizás regresaría con un martillo y un cincel). En fin, ya les diré qué tal me va esta semana en mi nueva visita.
Y como no quisiera que este primer relato terminara tan extenso como el antiguo testamento, me voy, por ahora sería todo. Aparte estoy leyendo una novela del gran Paco Ignacio Taibo II. Se llama "Amorosos Fantasmas", y me tiene un poco intrigado: va de un viejo campeón de lucha libre asesinado y de una pareja adolescente que se une en un pacto suicida. ¿Qué tal con el argumento? (¡Pinches argumentos!). Además ya saben que está por empezar "La hora de Luis Miguel", en amor 95.3 sólo música romántica (¡Pinche música romántica!) y por si no fuera suficiente dejé los frijoles en la lumbre.
Cuídense mucho, bonita noche. Descansen y por favor, Lulú, ya sabes lo que no debes olvidar.
gabriel duarte
enero xx-xx
Iñaki es la pura reata (!Pinches reatas!)
ResponderEliminar¿Cómo andas, Iñas? Hace falta 'salir fueras'. A ver qué se arma en fin.
ResponderEliminarQuiero más historias!! Qué pasó con ese blog???
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