viernes, 3 de abril de 2020


DE TODO Y NADA

Y aquí vamos de nuevo, queridos lectores. Verán: tengo deseos de escribir tantas cosas que no sé ni por dónde empezar, primero supuse (¡Pinches suposiciones!) que sería bueno arrancar este artículo con la siguiente oración (que justo se me ocurrió ayer) (¡Pinche ocurrente!): "Siento el peso de la tarde cayendo sobre los hombros, los minutos caminan con lentitud, el día comienza a apagarse..." el asunto es que, según yo, suena  bastante bien, pero no sé qué hacer con la frase. 
     Luego entonces, quería escribir algo para una chica española cuyo nombre es Fátima; leí su blog y me llenó de tristeza lo mal que la está pasando y tenía el deseo de acercarle algunas palabras de aliento y justo cuando comencé a escribir: "Querida Fátima, espero que el vértigo pase pronto..." se me atravesó la idea de narrar un poco mi día a día.
     Así pues, les diré que todo ha marchado medianamente bien; o lo mejor que se puede en una situación como la que estamos viviendo (¡Pinche situación que estamos viviendo!), salvo que Doña roomie se pachequeó el día de ayer (sufrió un "colapsus encierrus tengo hartas ganas de chingarus" y no me dejaba leer. Quería que le prestara atención, yo dejaba de hacer todo lo que estaba haciendo, la veía y no me decía nada, así que, tan hábil y conspicuo como soy, detecté de inmediato su sintomatología y me bastó con resetearla, pedirle que respirara profundo y que pensara en Pedro Infante cantando "La nana Pancha". Después de un buen rato se alivianó) fuera de eso todo ha transcurrido en calma.
     Ayer saqué la Chepina Peralta que llevo dentro, me tocó hacer la comida y me rifé mi tradicional receta de hot dogs con mengambrea, me quedaron espectaculares. Sólo hay que cortar en cuadritos algunas rebanadas de tocino, picar finamente un poco de cebolla, ponerla a sofreír (este verbo es una belleza "sofreír") junto con el tocino, posteriormente hay que agregar algunos cubitos de jitomate, ya que esté todo en su punto hay que poner encima algunas capas de queso amarillo, tomamos el pan (queridas amigas) lo calentamos, doramos las salchichas, las colocamos dentro del pan y luego agregamos la mengambrea encima,  aderezar con mayonesa, mostaza y "ketchup" al gusto. 
     Por otro lado, viendo la televisión me dio por cuestionarme algo: ¿qué será del gran Zack Efron, de Brad Pitt o del legendario Micky Rourk?, y se preguntará usted, enjundiosa damita, aguerrido caballero, ¿cómo por qué, este mequetrefe, tiene esos extraños pensamientos? (¡Pinches extraños pensamientos!) Pues es muy simple: resulta que las ñoras de este país tienen un crush con el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell. Adorable comunidad femenina de México: me parece que no sólo el coronavirus nos está atacando, creo que eso que están sintiendo es lo que los expertos denominan como síndrome de Estocolmo, por favor, llamen cuanto antes a locatel (56581111), seguramente pueden asesorarlas, aún están a tiempo.
     Mientras escribía la línea anterior recibí un mensaje, se trata de una guapísima lectora quien me  pide una sugerencia sobre un libro que tenga algo que ver con la maternidad. Le respondí que quizás se equivocó de número y tal vez lo que quería era llamar a Estéreo Joya, no recuerdo alguna novela con esa temática, pero ya le hice una buena recomendación, así que continúo.  
     No sé si a ustedes les ha pasado, pero ahora que estoy en cuarentena (¡Pinche cuarentena!) me pregunto qué es lo primero qué haré cuando esto acabe, también me ha dado por pensar en todas las cosas que dejé de hacer y de las cuales hoy me arrepiento. Recuerdo que, justo antes de todo este desmadrito, una misteriosa lectora que, por razones de vida o muerte decidió preservar su identidad en el anonimato, tuvo a bien cancelarme una cita (que sigue pendiente) (¡Pinches pendientes!)
     Teníamos pensado dirigirnos a un congal nostálgico y de bajo presupuesto. Luego de recibir la dolorosa noticia llamé a la base central y le comenté a Iñaki que me habían cancelado, por lo que el gran Iñas me respondió sin titubeos: "no te preocupes, ahora le digo a Romi que invite a Anahí", así que guardé silencio y medité por un largo tiempo (más menos 2 segundos) y le contesté lo siguiente: "¿no te parece que eso ya de plano sería como retar al destino?, ¿y si mejor invito a algún integrante de Al Qaeda?, quizás la hermana de Bin Laden esté disponible, ¿no crees?" La verdad es que eso de salir de nuevo con Anahí sería como aceptar ser reportero de guerra (para los que no tengan idea de quién chingados es Anahí, favor de leer un artículo en este mismo blog titulado "La suerte de la borracha a la bonita le vale madres"). Recuerdo que ese viernes me quedé en casa, de haber sabido que en unos meses me iba a tener que quedar guardado por tiempo indefinido, de buen modo hubiera aceptado salir hasta con la irresistible Elba Esther Gordillo.     
     En cuanto a las lecturas, que estoy haciendo durante este encierro, descubrí que Patricia Highsmith es una embustera. Me explico: tiempo atrás en un taller literario me dejaron leer "A pleno sol", no encontraba el libro por ninguna parte y sólo encontré un volumen muy parecido al antiguo testamento, que contenía la lectura que tenía que hacer, es toda la serie de Tom Ripley y tiene 5 novelas (¡Pinches librotes!) La semana pasada estaba buscando qué leer y pensando en que probablemente la cuarentena dure hasta Navidad, decidí tomar el libro, que más bien parece la sección amarilla,  y comencé a leerlo.
     La novela que seguía se llama "La máscara de Ripley" y va de un pintor atormentado y mundialmente desconocido que se suicida en una isla griega. Sus amigos abren una galería y comienzan a vender sus cuadros como los de un artista incomprendido, tienen un éxito tal que se les acaban todas las pinturas, por lo que hábilmente deciden comenzar a producir cuadros apócrifos del artista fallecido, por lo que, generan una sobredemanda de las nuevas pinturas y los socios de la galería se están volviendo millonarios.
     Pero, como bien sabrán, cuando todo va bien, nunca falta el moco en el atole y un metiche comprador de arte descubre el engaño. Tom Ripley es socio de la empresa que vende los cuadros falsos y autor intelectual de todo este enredo, así que asesina a don metiches para no ser descubierto, después el pintor que imitaba las pinturas quiere matar a Tom Ripley y luego este mismo sujeto se quiere suicidar; la policía persigue a todos los involucrados en este asunto y se arma un verdadero desmadre.
     El caso es que la construcción de la novela es impecable. Hay tensión dramática desde la primera página hasta el final, y justo aquí es donde tuerce el rabo la marrana y viene la trampa, la mentira, la falsedad, el embuste, el fraude, la tranza o lo que puede denominarse como cuchupo.
     Hábilmente la gran Patricia Highmisth le tiende una trampa al lector (es decir, acá su pendejo) y acaba la novela como si fuera Mike Tyson, de un solo putazo. Así que no tuve otro remedio que sumergirme en el siguiente libro buscando el enigma que seguía inconcluso. Comencé a leer "El amigo americano", en él se plantea un asunto muy diferente que de inmediato me dejó enganchado, se resuelve el misterio de  la novela anterior en dos párrafos, pero ya que la trama está bastante avanzada y ahora acá don pendejo que quería leer otra cosa, no puede dejar de seguir leyendo y me voy a tener que fumar el libro completo. Sin duda la Highsmith es un genio (¡Pinche Patricia Highsmith!) Ya les contaré como acaba este asunto.
     Para finalizar les diré que siento el peso de la tarde cayendo sobre los hombros, los minutos caminan con lentitud, el día comienza a apagarse y pienso en ti. Querida Fátima: espero que el vértigo pase pronto, de sobra sé que poco o nada puedo decirte, pero intentaré que un pequeño rayo de luz ilumine tu ventana. En estos días me he refugiado en mis recuerdos y sólo pienso en las cosas buenas que he vivido, en mis amigos, en la gente que quiero y en lo feliz que he sido. Por supuesto que he tenido malos momentos, pero, por ahora, los he omitido de mi biografía. Estoy seguro que pronto caminaremos las calles, sentiremos el sol picando nuestra piel y recuperaremos la certeza de estar vivos. Mientras eso sucede, cuídate y cuídense mucho.

     Descansen y, por favor, no olviden soñar.

gabriel duarte
abril   xx-xx
     

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